Siempre había pensado que el
color gris con el que amanecen la mayoría de los días de invierno —a causa de la niebla— transmitía la sensación
de ser días «feos» o «tristes», y de hecho para hablar de ciertas emociones —incluso también lo he escuchado a otros—, me refería a ellas con la expresión: ¡Es tan gris!, o ¡se siente tan gris!, es decir, no es brillante, ni alegre,
pareciese que el gris denotase ausencia de vida
y alegrías, sin embargo, no todo el mundo lo ve así.
Cada día me convenzo más de esa
expresión tan utilizada en programación neurolingüística: «El mapa no es el
territorio». En mi mapa, el gris del cielo me transmite tristeza, como si no
terminase de amanecer, de brillar la luz
y con eso mi espíritu; pero todo esto está basado en mis experiencias con esos
días «grises». Hace poco tenía una cita para una sesión de coaching y el día había amanecido con la peor de las
nieblas, oscura, gris, hasta densa puedo decir, y al encontrarme con la persona
para la reunión, —mi coachee— con cara de alegría y admiración, ella me dijo:
Imagen cortesía de: @reoeca_coaching (instagram) |
—¡Qué belleza, me encanta la niebla!
Yo quedé como impactada, pero no
emití comentario alguno, estuve procesando
esa exclamación por unos segundos
y entonces le pregunté:
—¿Te gusta la niebla, los días
grises?
—¡Claro! ¿A ti no? —respondió, y añadió—: Cuando
me levanté y vi esta niebla gris, pensé «¡qué belleza!», me huele a
Shakespeare, la niebla para mi es poesía, es llevar mi mente a esos escenarios.
¡Guao!, no pude menos que repetir
¡Guao!, varias veces. Sonreí y pensé «¡es así, todo es poesía!», sin embargo,
le conté mi versión de los días grises y que simplemente los consideraba
tristes porque no me permitían salir de casa o ver el azul del cielo que tanto
me gusta.
Al regresar a mi casa reflexioné
en esa conversación y me repetí: «El mapa no es el territorio», diariamente lo
compruebo, día a día se aprende a mirar el mundo con otros ojos, quizás con la
mirada de otro que nos hace «sentir» el mundo con diferentes matices, salir del
blanco y negro, de los estereotipos; aunque para lograr esto debemos estar
prestos a salir de nuestros patrones «cuadrados», darnos la oportunidad de
sentir una emoción diferente, y por supuesto a dejar de decir: ¡No, no es así y punto redondo!
Solo nos basta ver alrededor y
darnos cuenta de que todo es distinto: colores, olores, sonidos, sabores,
culturas, personas, la naturaleza, en fin, siendo «conscientes» podemos aprovechar
la oportunidad de disfrutar desde diferentes
perspectivas el mismo «paisaje»; ese día seremos capaces de vivir y
sentir como dice el pensamiento de la imagen: «Cuando tienes el sol por dentro
no importa si llueve», cortesía de la agencia consultora @reoeca_coaching, a quienes agradezco sus acertadas publicaciones.
Así que si eres como yo y ves los días nublados y grises como días tristes y «pesados», busca a Shakespeare, Neruda, Mistral, —el que prefieras— en cada nube, dale vida a la imaginación y haz brillar el sol que llevas en tu interior.
Feliz año 2018