Una de las actividades del taller era observar —en modo contemplativo—, un objeto dentro del aula o quizás un punto distante a través de la ventana, hacia una dirección particular en la calle. Luego debíamos describir qué idea nos transmitía lo que habíamos visto en ese objeto o situación.
Observé que en el aula habían varios cuadros de paisajes y pensé: ¡Bingo, esto es lo mío! porque podía describir cómo me sentiría en un lugar así; pero no, nada más lejos de mi realidad; el profesor me asignó observar una planta que estaba en un rincón.
Le dije: —¿Esa planta? y pensé: Dios ¿Qué puedo ver y escribir sobre esa planta?, puesto que no era una descripción, se trataba de ir más allá, de transmitir las ideas o reflexiones que obtuviésemos de lo visto. Pasado mi momento de "shock", decidí concentrarme, observarla a profundidad, detallarla y sentirme ella y este fue el resultado:
- Adaptación, nada es perfecto. Su tallo estaba inclinado de un modo que me transmitía que ella tuvo la necesidad de efectuar ese cambio.
- Dejar caer las hojas secas...el pasado. Ya esas hojas dieron lo que tenían que dar, hoy están muertas; agradecer lo que aportaron y nutrirme de lo que dieron en su momento.
- Nutrirme del entorno, trabajar en equipo y aceptar la diversidad. Habían dos tipos de plantas en la misma maceta, sus troncos se encontraban, ambas brillaban, y cada una conservaba su identidad.
- No ocultar mis heridas, mis cicatrices son evidencia de las batallas que he peleado, son mi aprendizaje. Este mensaje lo transmitían las hojas que no eran perfectas, las que tenían pequeñas aberturas quizás por los roces de las personas, las que empezaban a marchitarse.
- No perder mi esencia. Puedo ser de muchas formas o tener muchas maneras de actuar, pero no debo perder mi esencia, siempre conservar mi interior. Sentí esta reflexión al ver que las plantas como nacen mueren, no ven a la de al lado y quieren cambiar su color; se embellecen con el cuido que les demos y tienen sus épocas malas y buenas según la estación, pero siempre son ellas mismas.
- Destacar nuestras cualidades, fortalezas. Los retoños de esta planta, sus hojas nuevas, estaban arriba, no se trata de ser vanidoso sino de saber con qué contamos.
- Dar espacio y liberar para lo nuevo, renovarse. De igual forma por los retoños y hojas nuevas que se veían en ella, las hojas que ya vivieron caían al pie de la planta y dieron lugar a las nuevas, ya dieron su aporte.
- La belleza, la serenidad, la admiración se puede lograr en el silencio, en la sencillez. No era una planta con hermosas flores, era una planta de hermosas hojas, pero común y hasta cotidiana, solo bastaba contemplarla para sentir lo que ella significaba.
Al concluir la actividad me sentí agradecida de que me hubiesen asignado esa planta y pensé: Cómo pasamos desapercibidas tantas cosas y circunstancias a nuestro alrededor y lo mucho que podemos aprender de ellas, porque en honor a la verdad, esa planta resultó ser una gran libro de auto ayuda y superación.
Los compañeros mientras yo leía cada una de estas reflexiones, decían:— ¿Todo eso te lo "dijo" esa planta? y luego ellos mismos asentían y al escuchar la explicación de cada reflexión, estuvieron de acuerdo con ellas y hasta obtenían otras.
Con todo esto solo quiero transmitir lo que yo sentí en ese momento y quizás aprender a valorar lo que tenemos, a admirar los pequeños detalles, a apreciar la sencillez y a tocar más allá de lo intangible.
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