Cuando cree
este blog lo hice como parte de mis “debes” en mi lista de deseos o plan para
crear mi marca personal, la cual he
venido desarrollando en función de mi experiencia profesional y aquello que
realmente me satisface; de allí surgió el título: “Seres humanos de calidad”.
Siempre partí
del concepto de que cada uno de estos post sirviera de alguna u otra forma a
transformar al lector en un Ser humano de calidad, basados en mi experiencia y
en la de otros a los que yo considero que, a través de sus actos, demuestran que
caben en mi entendido como Ser humano de calidad y digo “mi entendido” porque
para muchas personas esta frase puede significar algo completamente diferente.
Mi ser humano
de calidad es aquella persona que a pesar de las circunstancias “vive a
plenitud”, es decir, vive sin egoísmos ni envidias, antepone el bien de los
otros al suyo, es humanista, respeta, tiene el don de escuchar (aun careciendo
del sentido auditivo), saben dar sin esperar nada a cambio, es un ser
con aCtitud positiva ante las circunstancias, un ser con valores, para mí vivir
a plenitud, es vivir con un sentido.
Quise tomar
este como mi primer post del año porque en todas mis entradas anteriores no
definí explícitamente el significado del nombre de este blog, adicionalmente
cada libro que bendecidamente se cruza en mi camino, cada realidad vivida en
nuestros países indistintamente su cultura o condición económica, me ha
permitido articular las palabras que hoy plasmo, donde con tristeza observo que
aún cuando todos estamos unidos y enmarcados en esa definición de seres
humanos, la historia y nuestros hechos
pasados y del presente me hacen pensar en un futuro muy distante de culturas
formadas mayoritariamente por seres humanos de calidad, sin embargo, este es un pensamiento que
cancelo y vuelvo hacia el objetivo de este blog y sé que no todo está perdido,
que tenemos mucho que dar y hacer.
Fuente: http//www.queaprendemoshoy.com |
Desde el
mismo primer día de la creación se observa como el sentido del hombre se ha
basado en demostrar su superioridad, una superioridad muchas veces insana,
inhumana a expensas de la degradación y humillación de otros, hasta unos límites
que solo pueden ser calificados de atroces y abominables.
Remontándonos
al antiguo y nuevo testamento se leen historias tortuosas emprendidas por
hombres para mantener sus poderes, su jerarquía. La muerte de inocentes niños
ordenada por Herodes, la pasión y muerte de Jesús, un hecho abominable que nos
habla del irracional sentido del hombre, donde se “juzga” y condena a una
muerte tortuosa, a un ser humano sin indicios ni evidencias de culpabilidad,
solo porque contradice mi “sentido de vida” y pone en duda las “verdades” de
otros.
Los libros de
historia nos evidencian estos hechos de generación en generación. Las ansias de
poder, de demostrar superioridad nos han llevado a colonizar otros pueblos
acabando con tradiciones, masacrando seres humanos. El mantenerse en el poder
nos lleva a socavar civilizaciones enteras, a emprender guerras inhumanas y que
lamentablemente, al día de hoy aún persisten, porque cada quien se siente con el
derecho de enarbolar la bandera de “su razón”, “su justicia”.
Nos
asombramos y conmovemos ante hechos como el holocausto y campamentos de
exterminio como Auschwitz, porque a “un ser humano” se le ocurrió pensar y
transmitir que los judíos no tenían
derecho a existir, a vivir; logrando con esto una locura colectiva que sembró
el odio en muchos, haciéndose seguidores de tan aberrada ideología. Hoy el mundo
entero rechaza este hecho, pero te has preguntado ¿Cuántos Auschwitz aun
persisten en nuestras sociedades? ¿Cuántos representan hoy en día los “judíos”
de su sociedad? ¿Cuánto odio sin sentido siembran en nombre de su religión, de
su “justicia social” ?, ¿Quién le ha dado ese derecho al hombre y por qué aun
hoy persisten? Continúan vigentes las cruzadas contra cristianos, quienes han
sido perseguidos desde el origen de la religión y en el siglo XXI siguen siendo víctimas de
destierros y muertes desalmadas.
Recientemente
ha ocurrido un ataque terrorista en la ciudad de París, donde en nombre de Ala
se toma justicia por sus propias manos y se asesina sin remordimiento y
consideración a un grupo de seres humanos (Revista Charlie Hebdo), considero que estas personas forman parte de
esa sociedad “envenenada” por conceptos e ideologías distorsionadas que nos
alejan del real sentido de la vida. Este hecho ha causado conmoción mundial y
las grandes ciudades del mundo están en estado de alerta ante posibles ataques
terroristas, pero hemos llegado a preguntarnos ¿cuál es la raíz de esto?, ¿cuál
es el sentido de la vida que lleva a un hombre a actuar de esta forma y cuánta
responsabilidad tenemos en ello?
Las
sociedades actuales siguen sorprendiéndonos por acciones como estas que se
hacen públicas y notorias y todos nos atrevemos a opinar y juzgar, sin embargo siguen miles de
“terrorismos” silentes en cada uno de nuestros países, simplemente respóndete
estas preguntas: ¿Cuántos rehenes han sido olvidados por el mundo y siguen en
situación de cautiverio bajo la humillación de sus captores? ¿Cuántos presos
por ideología siguen en millones de cárceles, por el simple hecho de pensar
diferente? ¿Cuántos sentidos de vida se han transformado e innumerables
familias que se apuestan día a día frente a cárceles o sitios de reclusión,
donde sus hijos han sido confinados siendo inocentes, sin derecho siquiera a un
juicio? ¿Cuántas personas se mantienen hoy como esclavos de diversa índole como
la llamada “trata de blancas”?, ¿Qué hay
de las torturas inhumanas que declaran “justificadas” para obtener un
testimonio “real” o a cuántas torturas someten a un ser humano por pensar
diferente? ¿Cuántas fosas comunes
albergan cuerpos de personas, por las que aun hoy sus familias mantienen la
esperanza de reencontrarlos?, cambiando estos su sentido de vida manteniendo
viva esa esperanza. Ejemplos serían innumerables ante una sociedad “ciega”
donde unos pocos valientes se atreven a alzar su voz ante estos hechos.
Todas estas
situaciones son similares a estar en ese campo de exterminio, porque a causa
del “poder” de unos pocos, les cercenan el sentido de la vida a muchos hombres,
o se lo cambian drásticamente, porque para muchos este sentido se transforma en
“sobrevivir” ese mundo que otro ha decidido imponer. ¿Cuántos Aschwitz, cuántos
“terroristas”, persisten hoy en cada uno de nuestros países?
A cada
integrante de la sociedad de cualquier país, de Latinoamérica, de Europa, de
Asia, África, cada rincón del planeta donde día a día se suscitan estos hechos, dale respuesta a esas preguntas y sobre todo al qué podemos hacer para cambiar,
qué podemos hacer para romper esa cadena de oprobios, no nos hagamos partícipes
de solo los hechos que son públicos y notorios, participemos en el día a día,
de lo que sucede en nuestra comunidad, de las muertes no publicadas, de las
injusticias acontecidas ante nuestros ojos.
Reeduquemos,
reforcemos los valores que hasta ahora parecen perdidos u olvidados, volvamos a congregarnos como
ciudadanos respetando los deberes y derechos de cada cual, la solución está en
manos de cada uno de nosotros, no solo de los gobiernos, estos deberán
comportarse como lo que son Servidores públicos en consonancia con sus pueblos,
sembremos semillas de educación basados en el amor y que todos somos iguales
aun con pensamientos distintos, de esta forma mañana recogeremos gustosos esos
frutos, ese es el camino. Es hora de cambiar la historia y que el sentido de la
vida deje de ser una vida sin sentido, busquemos una transformación enmarcada
en vivir
en armonía para vivir a plenitud, trasformémonos en Seres
humanos de calidad.