“Decisiones (Ave
María) cada día
Alguien pierde,
alguien gana ¡Ave María!
Decisiones, todo
cuesta
Salgan y hagan sus
apuestas
¡Ciudadanía!”
En letra del maestro Rubén Blades entre una
y otra situación de la vida cotidiana, observamos que muchas veces ¡Como cuesta
decidir!
Se dice fácil, ¡decide!, solo basta escoger algo, es una
opción u otra ¡toma una decisión!, hasta no tomarla ya es una decisión. Muchas
veces nos decimos -¡No lo pienses mucho, hazlo y ya! Y de allí la importancia o
el valor de la decisión, una vez tomada hay que llevarla a cabo, hay que actuar.
Decisiones,
todo cuesta…..algunas representan una ruleta rusa en nuestras vidas, hay
miedos que paralizan para ejecutar esa decisión. Somos conscientes de qué es lo
que queremos o nos gustaría, de qué es lo que ya no nos gusta, lo que está
“mal” o “bien”, pero como cuesta.
Fuente: www.tnrelaciones.com |
En el acto de tomar la decisión y
ejecutarla, todo nuestro ser juega un papel preponderante, nuestra razón y
corazón se solapan. Como cité en artículos anteriores, considero que estos
deben actuar juntos, uno no debe prevalecer sobre el otro, deben actuar en
armonía, porque el peso del que no fue considerado nos atormentará
constantemente; la duda de si debí haber hecho caso a la razón o al corazón.
Nuestra vida transcurre tomando decisiones
constantemente, unas más fáciles que otras pero siempre están allí, ¿Qué comer
hoy?, ¿Qué ropa usar?, ¿Qué estudiar?, ¿Dejar o no el empleo?, separarme,
divorciarme, seguir adelante, mudarme, en fin, muchas son las preguntas que día
a día nos hacemos; muchos se repiten una frase común ¡Quiero cambiar de vida!,
pero qué es realmente lo que queremos cambiar y qué nos detiene hacerlo.
En una encrucijada de mi vida mi médico me
dio un sabio consejo diciéndome -¡Pregúntate qué quieres para ti! ¿Qué quieres
en tú vida? y ¿Qué te hace feliz? No pienses en nadie en el momento que estés
dando respuesta a esas pregunta, sólo escucha tú voz y piensa ¿Cómo quieres que
sea tú vida?
Ciertamente aplazamos la acción de la
decisión que ya tomamos y está guardada en nuestro subconsciente por miedo a
salir de nuestra zona de confort, por miedo a herir a otra persona, por el qué
dirán, por los consejos, las críticas y pare de contar.
El actuar según nos dicte la conciencia y
el corazón, el actuar según aquello que aún no siendo tan grato le da paz a mi
interior y sentido a mi existencia es una oda a la libertad; por muy dura que
sea y quizás no sea la correcta, ni lo que hubiesen hecho otros, ni lo que se
esperaba de nosotros y peor aún, no tenemos la certeza de que saldrá bien, sin
embargo es lo que decidimos basados en nuestro juicio interno y en aquello que
queremos.
Debo tomar conciencia de que no puedo hacer
feliz a otra persona, a otro ser si
antes no lo soy yo y aunque suene egoísta, con esto quiero decir que primero
debo conocerme como persona, como ser humano, verme formando parte de un
entorno y mi papel en el, tener paz interior, esto simplemente a pesar de las
adversidades, se reflejará en mi rostro y de allí en adelante cualquiera de las
relaciones donde estemos involucrados (pareja, trabajo, familia) resultarán
mejor porque hemos sido honestos con nosotros mismos.
Muchas personas saben de antemano que una
decisión que ya tomaron no es la correcta, o no es lo que realmente desean
hacer y sin embargo la llevan a cabo; yo lo defino como “lanzarnos al
precipicio sin paracaídas”, pasamos de allí en adelante a sobrevivir, a
subsistir y nos olvidamos de VIVIR (mi
expresión favorita), nos consolamos diciendo ¡Hice lo correcto!
La vida es muy corta para malgastarla
subsistiendo, si queremos ser altruistas no lo hagamos a expensas de nuestra
paz interior, si queremos serlo demos todo de nosotros, colaboremos con otros,
no con lo que nos sobre sino con lo que menos tenemos; allí sentiremos que el
altruismo no nos pesa.
Decidamos y actuemos para alcanzar sueños,
tracémonos una misión y visión de vida, que cada logro alcanzado vaya
modificando esa visión y sean metas nuevas que conseguir, siempre con la
conciencia de que mi ser, mi interior, están en armonía con el exterior. No
arrastremos a otros en nuestras decisiones pensando que le hacemos un bien, más
temprano que tarde la avalancha del reproche y la añoranza nos tomará por
sorpresa.
Fuente: www.laorquideadichosa.com |
Hace poco vi una escena de una serie de
televisión donde una “novia” escapa de la iglesia donde estaba a punto de
casarse, dejando a su prometido a los pie del altar y huyendo con otro, en ese momento pensé ¡Dios qué difícil debe
ser eso! Pero qué libertad debe sentir ese espíritu, con la incertidumbre de no
saber si le irá bien o mal, pero con la certeza de que la razón y el corazón en
ese momento llegan a un acuerdo. No creo conveniente llegar a ese extremo, de
esta forma evitaremos ese dolor que en un principio no queríamos hacer sentir a
otros, considero y reitero que al asaltar la duda entre el corazón y la razón,
lo más sensato es ser honestos al responder la pregunta ¿Qué quiero para mi
vida? ¿Cómo deseo vivirla?
Decisiones,
como cuesta… Vengan y hagan sus apuestas…Apuesten a vivir, apuesten a
ganar, agradezcan lo que la vida nos da, lo que Dios o aquello en lo que crees
te proporciona día a día; somos seres humanos de calidad concebidos para
triunfar; rompamos los miedos, empecemos una y otra vez desde cero cuantas
veces sea necesario. Nuestros sueños están en nuestras manos, la decisión es
tuya hazla.
"Cimienta tus proyectos en base sólida, cimiéntalos en el amor de Dios" P. Linero
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