En mis charlas de sensibilización
en gestión de la calidad insisto mucho ante mis compañeros de trabajo en la
necesidad de convertirnos en «Seres humanos de calidad», en recuperar esa esencia
y procurar ser excelentes en cada una de las cosas que hacemos.
Hoy en día vemos como la «mediocridad» nos consume, y esta palabra genera cierta animadversión en muchos,
suena dura, pero es muy real y su significado para mí se traduce en: pérdida de valores,
conformismo, carencia de estímulos, yoísmo, complacencias y la peor de todas
sus características pérdida o inexistencia del amor hacia los demás.
Actualmente nuestro país está
sumido en una crisis donde muchos buscamos culpables de un lado y de otro, pero
pocos aportamos soluciones. Es más fácil culpar, criticar, cuestionar que
ponernos del lado de la acción para solventar, aportar un grano de arena que
construya esa montaña llamada Solución.
Esto ocurre en un ámbito tan
amplio como el de un país entero, porque nuestros intereses particulares están
por encima de todo lo demás y esta actitud nos aleja o dista mucho de definirnos
como un ser humano de calidad, pero también se presenta en contornos más
pequeños como los familiares, organizacionales y nuestra comunidad.
El ser humano de calidad es aquel
cuya actitud lo impulsa, lo inspira a ser excelente, a querer lograr grandes
cosas sin atropellos, sin llevarse a nadie por delante, sino acompañado de
muchos y siente con sus cinco sentidos a su máxima expresión; se desprende de
lo superfluo y obtiene la libertad para amar y la ansiada paz.
La actitud de un ser humano de
calidad se ve definida por su pasión para hacer las cosas, es capaz de tomar
decisiones y actuar para llevarlas a cabo.
Se traza un plan, se atreve a
soñar y luchar en pro de ese sueño, llámese estudios, trabajo, casa, carro,
hijos, pareja, estudios o VENEZUELA. No importa el tamaño y la definición del sueño, lo importante es que al atrevernos
a soñar sueños alcanzables, nos trazaremos un plan e iniciamos el transitar de
ese camino para alcanzarlo.
La actitud y la esencia del ser
humano de calidad hará que los obstáculos y vicisitudes que nos encontremos en el camino, no nos
amilanen, todo lo contrario, nos den fuerzas para que aún cayendo volvamos a
levantarnos y nunca perder de vista en el horizonte la meta que nos trazamos;
aprendiendo de los obstáculos del camino
y creciendo a partir de ellos.
Nuestra actitud denotará
elementos fundamentales como: el compromiso, la disciplina y el esfuerzo; el
querer lograr nuestros sueños sin tener una actitud con estas características
nos vuelve a colocar en la casilla de la mediocridad, asociándonos a la definición
del ser interesados, parasitarios, de obtener sin luchar, sin merecer y en esto
debemos ser cautelosos, porque una línea muy delgada nos separa de ese ser
humano de calidad y el mediocre.
Recuperemos la esencia con la que
fuimos creados, no nos hicieron inferiores, todo lo contrario, somos superiores
a cualquier otra creación de la naturaleza, pero la superioridad también venía
con sus desventajas, como la de hacernos proclives a corrompernos en el camino, con sentimientos como la envidia, el egoísmo, el rencor, la avaricia, el odio,
el resentimiento, en fin la pérdida de humildad; nos hacemos inhumanos, dejamos de ser seres humanos
de calidad.
Recuperemos la paz que da la
libertad, la humildad, el amor hacia los demás por encima de ti; el
desprendimiento, el atrevernos a soñar, sonreír más allá de las adversidades,
en querer ser excelentes y dejar la piel en ello.
Los invito a ser excelentes, a
emprender cada acción de sus vidas con miras en la excelencia, a no conformarnos
con poco cuando estamos hechos para ser grandes, a no dejar que otro cuestione
tus sueños. Pon toda tú actitud en ello y genera el cambio, que esas acciones
sean la mejor ola que tomes en el mar.
Aprovecho para despedir con una
cita de Robin Sharma “Las pequeñas ondas de excelencia se convierten con el
tiempo en un tsunami de éxito”. Se excelente…, se un Ser humano de calidad.
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